¿Por qué buscamos la vida 10?
Vivimos en una sociedad donde es más importante el estatus social y los bienes materiales que los valores humanos y la autorealización como persona.
Queremos tener la vida 10, con el trabajo 10 que ganas el sueldo 10 y el marido 10... ¡Y la vida perfecta no existe! Nos marcamos metas y objetivos difíciles, complicados de conseguir y a veces inalcanzables. El no poder cumplir estas metas nos hace sentirnos mal con nosotros mismos y hundirnos, hasta caer en depresiones profundas. La depresión, la enfermedad del día. Nos dejamos llevar por el ritmo de la sociedad, nos adentramos en la vida acelerada y competitiva y se nos olvida lo que de verdad importa.
Importa uno mismo.
Importa cuidarse y dedicarse tiempo.
Importa querer y dejarse querer.
Importa hacer lo que uno quiere.
Importa la familia, amistades... rodearte de tu gente.
Importa un detalle, un gesto, y las cositas pequeñas del día que nos producen satisfacción.
Hoy he escuchado a una mujer de entre 40 y 50 años decir que no se siente realizada y que a lo largo de su vida nunca se ha sentido así, con nada de lo que ha hecho se ha sentido autorrealizada. Me ha causado bastante sorpresa, ¡es mucha vida!. Y sin embargo, he oido a una madre decir lo siguiente "yo antes no cocinaba nada y ahora estoy aprendiendo a hacer cositas por mi hija, ahora ya preparo mis arrocitos, mis sopitas... Y me siento satisfecha sólo por preparar una cena rica, cuando mi marido me dice -que bueno está- o mi hija dice -mamà, que bó!-, ¡me siento supre bien!"
Hay una gran diferencia entre estas dos mujeres, una es muy negativa, el vaso siempre está medio vacío y no considera nada de lo que ha hecho como un éxito personal. La segunda es optimista, el vaso siempre está medio lleno y sus logros están en el día a día.
A veces fijamos la mirada demasiado lejos cuando lo que realmente nos hace felices lo tenemos muy cerca.
Hay que escucharse más a menudo y no frustarnos por lo que no hemos conseguido, sino alegrarnos por lo que tenemos. Buscar esa motivación que nos da la fuerza para emprender un nuevo día y sobretodo luchar siempre por ser feliz. Y si alguna vez nos equivocamos, no pasa absolutamente nada, equivocarse es de humanos, lo importante es darse cuenta y saber rectificar, NUNCA ES TARDE.