domingo, 7 de marzo de 2010

La grieta por donde entra la luz


Los pájaros cantaron
al hacerse de día.
“Empieza de nuevo”,
oí que decían.
No pierdas el tiempo
Pensando en lo que ya pasó
O en lo que aún no ha pasado.
Tañe las campanas que aún pueden repicar,
Olvídate de tu ofrecimiento perfecto;
Todo tiene una grieta:
Así es como entra la luz.

Aprendo que para vivir una vida gozosa y plena ayuda mantenerse en la esperanza de lo posible ahora, en el valor de empezar de nuevo a cada momento, en tañer las campanas que pueden repicar en lugar de empecinarse en las que no, en amar lo imperfecto porque es la naturaleza de lo humano y de lo real y poner en cuestión los ideales internos de lo perfecto o “cómo creemos que deberían de ser las cosas”. Y por último la joya más luminosa del poema: es a través de nuestras grietas, o defectos o heridas por llamarlo con claridad, que potencial y paradójicamente podemos crecer más y más en luz y sabiduría. Sólo requiere nuestra disposición a abrir el corazón y sostener los tránsitos emocionales que correspondan.

Extraido del blog de Eduard Punset

1 comentario:

  1. Antes de leer el poema, la palabra "grieta" me evocaba algo que se resquebraja, que se derrumba, algo decrépito a punto de caer. No sé si era por la fonética (su sinónima "hendidura" me provoca menos resonancias). Pero ahora me quedaré con la imagen de la luz a través de ella. También me ha vuelto otro pensamiento asociado a las grietas en la tierra, en las cuevas: allá por donde entra el aire puro, del exterior, que renueva la atmósfera viciada del espacio cerrado, que llega antes incluso de que se perciba ninguna luz. Una brisa, tenue, nítidamente más fresca, que representa la esperanza de alcanzar alguna salida. Besets! K.

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